HABLANDO EN PRIVADO
lunes, octubre 10, 2005
  INDIVIDUALISMO y NACIONALISMO
La idea de que los pueblos, las naciones, tienen un derecho colectivo a la autodeterminación, esto es, a la independencia política, es una FICCIÓN.
Esta concepción ha originado otro problema, el de definir qué comunidades disfrutan de los rasgos adecuados para ser sujetos de ese derecho, los rasgos que las constituyen en naciones (como estabilidad, idioma, territorio, economía y psicología manifestada en la cultura, según el esquema popularizado por Stalin).

Las discusiones sobre esos aspectos son interminables y a veces cómicas, y las dejaremos aquí de lado repitiendo la observación de que diversas comunidades basan su aspiración nacional en rasgos diversos.

Antes de las formulaciones nacionalistas, la tendencia de las comunidades a la independencia, a la “libertad”, existía como impulso espontáneo y confuso.

En la edad media o en la moderna, el sentimiento patriótico o nacional solía reflejarse en la fidelidad política al rey o a poderes personales, o en muchos casos a una religión, y no como idea y doctrina claras.

Al caer el Antiguo Régimen esas fidelidades cayeron con él, y fueron transferidas a la “nación”, el “pueblo”, abstracción concebida como una suma de individuos libres y sin otras ataduras, pero dotada de una especie de “voluntad general”.

Y lo que ha dado al nacionalismo su extraordinario influjo en el siglo XX ha sido precisamente la sistematización del impulso espontáneo a la independencia de grupo, su concepción como un derecho de validez general: el particularismo se trocaba en verdad universal.

Esa idea, paradójicamente cosmopolita y surgida de la experiencia europea, ha levantado pasiones y movido a grandes masas en todos los continentes.Durante la mayor parte del siglo XIX, nacionalismo y liberalismo aparecieron unidos por el común ataque a los lazos feudales o imperiales.
Pese a ello, pensadores como lord Acton, percibieron una contradicción entre el principio de la libertad del individuo y el de la unidad nacional: esta última impondría exigencias y ataduras arduas de conciliar con la primera.

El estado, concebido como expresión de la “voluntad general” o de la “libertad nacional”, podía anular la libertad individual en un grado nunca antes conocido, totalitario.
También cabe observar, a la inversa, que la concepción de unos individuos ajenos a cualquier lazo comunitario, guiados sólo por presuntas exigencias de una “razón” universalista y cosmopolita, socava la nación y el estado.

¿Debía prevalecer el interés del individuo o el del estado representante del conjunto de los ciudadanos, su expresión jurídica y política, en palabras de Renan?

¿O los derechos del individuo debían primar sobre los atribuidos a la colectividad y sus instituciones?
¿Ganaría el nacionalismo o el individualismo, o habría equilibrio entre ambos?

En la práctica, estas discrepancias y dilemas han dado lugar a estados más o menos nacionales, más o menos liberales o más o menos totalitarios, en procesos a veces terriblemente SANGRIENTOS.

La vida parece depender de difíciles equilibrios, y romper éstos por un lado u otro, con la idea de lograr una estabilidad perfecta, suele acarrear malas consecuencias.
Pio Moa
 
Comentarios:
Pio Moa deroga el articulo 5 de los DDHH.

Campana y se acabo ... :DDDDD
 
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Blog con datos que la prensa habitual no acostumbra a insertar. Es conveniente sacar a la luz aquello que se esconde o camufla.

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